Aroma a bollitos de canela

 

Un olor me despierta en la mañana
cuando, dormido, penetro en su boca;
un guijarro más en tallada roca;
venas de hierro hasta la tramontana.

Un olor dulce que aviva mi gana
desde el momento en que mi nariz toca.
Pliegues de harina y azúcar no poca.
Aroma a pasión y emoción cercana.

Olor de una jornada matutina,
de vida tranquila y felicidad.
Olor a canela y sabores cuerdos.

Olor a trabajo, olor a rutina,
olor al vaivén de la realidad…
Olor que ahora vive de los recuerdos.

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Pablo Fernández de Salas

 

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