El poder de la imaginación

 

Puedo imaginar las nubes
como pedacitos de blandos sueños,
el verano sin calores
e ir a la playa en invierno.
Imaginar un despertar liviano;
ser agua que en río fluye
dejando atrás el pasado.

El tiempo, a mi capricho:
camaleónica faz de emociones,
reflejo de mis sentidos.
Toque el viento mis canciones
mientras imagino un alma en la vida
y un dios que no sea justo
pues no hará falta justicia.

También puedo imaginar
que mi imaginación calla. Silencio.
Sordo el bramido del mar
y mudo el oído eterno.
Cerrar la cortina a la libertad.
Apagar el sol del cielo.
Borrar la orilla del mar.

Suena más dulce la flauta
que se embebece en sus propios segundos,
que la que dócil consagra
su tempo al ritmo del mundo.
Es más grato, más puro, su lamento;
más inocente si vibra
soplando su propio viento.

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Pablo Fernández de Salas

 

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