El sol despierta en la mañana fresca,
de primavera pintando el paisaje.
Gomas rodando en concurrida calle,
botas raspando la inclinada acera.
Desde mi ventana, la vida acecha
con el verde manto de su ramaje,
con pinceladas de flores vivaces
y con la juventud más pizpireta.
En la mañana fresca, día ochenta,
desde mi ventana despierta el sol;
sin ese olor de las hogueras muertas,
sacrificios del levante español;
con el fantasma de una primavera
que se proyecta desde mi interior.
Pablo Fernández de Salas
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