Tic… Tac…
Habla el reloj.
Tic… Tac…
Suena su voz.
Las piernas que andan,
las caras que miran,
los brazos que oscilan,
los cuerpos que pasan.
Un fluido de personas
que se adhiere a los asientos.
Sus partículas se posan
y se excitan al momento.
Tic… Tac…
El minutero.
Tic… Tac…
Sin desenfreno.
Las risas que brillan,
las bocas que hablan,
las lenguas que callan,
los labios que inspiran.
Una lucha de mensajes
que se libra en las pantallas.
Voces de metal se baten,
así suenan sus espadas.
Tic… Tac…
Con ritmo fijo.
Tic… Tac…
Sordo y preciso.
Las colas que esperan,
las filas que avanzan,
las curvas que danzan,
las líneas que apenan.
Un murmullo de intereses
que se entrecruzan y mezclan.
Gente que espera a otra gente
para que se abran sus puertas.
Tic… Tac…
Discurre el tiempo.
Tic… Tac…
Rápido y lento.
Las horas que pasan,
las ruedas que giran,
los vientos que gritan,
las vidas que se alzan.
Un intercambio de almas
que se produce en un soplo.
Vuelos que suben y bajan
en las arterias del globo.
Pablo Fernández de Salas
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