Paseando en mi despensa,
donde se cura el pasado,
encuentro entre las conservas
recuerdos distorsionados.
El tiempo ha hinchado sus bordes
y ha engrandecido sus vetas,
que brillan descontroladas
en proporciones inmensas.
Las paredes dilatadas,
de cuarto a cuarto un desierto,
las mesas como montañas
y en una casa mi reino.
En botellas más recientes
aún brillan otros recuerdos,
su resplandor apagado
a un paso de echar el velo.
Aquí las mesas son mesas
y ya no hay reinas ni reyes,
pero tampoco hay barreras
que a la imaginación cierre.
¿Qué ha sido de aquel espacio
que se alojaba en mi casa,
que convivía en silencio,
pero el hogar ensanchaba?
¿Qué ha sido de aquellos metros
que mis recuerdos llenaban,
que desempolvo hoy tan quietos
entre conservas cerradas?
Los estantes del presente
parecen no tener botes
donde aparezcan de nuevo
aquellas casas enormes.
Pablo Fernández de Salas
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