En este agónico suspiro que me queda,
hoy escribo sin pesar mis últimas palabras.
Con furia roja sobre el mar azul ya se enfrentan
mis ojos a la parca. La pasión se desata.
De ónice el polvo en resueltas volutas se expande.
Son pedacitos del alma que empieza a escaparse.
El fuego consume la ira en vapores grises
que refulgen difractando el brillo de la vida,
vida que en un arrebato de poesía extinguen
los poemas de una pluma en corazón hundida.
Pablo Fernández de Salas
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