El mar de fondo

 

La brisa mece las hojas
al abrigo de una nana.
Húmedo, su aliento moja.
Lengua salada.

Las manos sujetan firmes
una áspera ventana;
saltando en su superficie,
unas palabras.

Palabras que el cielo mira
y a las olas cotillea;
palabras que el viento imita
sobre la arena.

En una playa tumbado,
una playa que me observa,
mis dedos cambian de marco
hacia otra escena.

Un prado miran mis ojos,
embrujados por las letras.
El sol calienta mi rostro,
que lejos vuela.

La playa, el sol, la brisa,
y en mi mente unos jinetes
insensibles a una orilla
que jugar quiere.

Mil monturas que galopan
en praderas infinitas,
mientras suspiran las olas
desde la orilla.

Blanco el calor de la arena;
el agua y su grito bronco.
Caballos a la carrera,
y el mar de fondo.

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Pablo Fernández de Salas

 

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