La hombría de la ciencia

 

A hombros de gigantes dicen que avanza,
hombros de unos pocos privilegiados
que, faltos de necesidad, antaño
pudieron jugar a hacer ciencia en casa.

Luego se extendió hasta humildes moradas
donde otros gigantes también se alzaron.
Pasito a pasito, se coronaron;
de la ciencia el cauce se hinchió de agua.

A día de hoy parpadea otra chispa,
buscando mezclarse en fragosas llamas.
Tan solo han prendido las que más brillan.

La ciencia espera, su presencia clama.
Algún día no harán falta heroínas
para hombros tener de varón y dama.

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Pablo Fernández de Salas

 

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