Esta es solo una pequeña gota para ilustrar un problema de pasado presente y futuro incierto. No hace falta que os lo muestre con palabras de más, pero no quisiera presentarlo con rimas de menos. Vivimos una realidad desequilibrada, en la que la balanza que pesa los méritos y la valía de las personas tiene en cuenta su procedencia, el color de su piel, su sexo; una realidad que se construye sobre unas bases ya torcidas y unos cimientos tan arraigados como parciales.
Afortunadamente, las personas parecemos evolucionar hacia una sociedad mejor con el paso de los años. Pero este avance no consiste solo en creer que está sucediendo. Nuestra es la capacidad de cambiar el mundo. Nuestra es la obligación de hacerlo. Esta no es más que una pequeña gota que espera caer sobre las aguas del cambio.
La hombría de la ciencia
A hombros de gigantes dicen que avanza,
hombros de unos pocos privilegiados
que, faltos de necesidad, antaño
pudieron jugar a hacer ciencia en casa.
Luego se extendió hasta humildes moradas
donde otros gigantes también se alzaron.
Pasito a pasito, se coronaron;
de la ciencia el cauce se hinchió de agua.
A día de hoy parpadea otra chispa,
buscando mezclarse en fragosas llamas.
Tan solo han prendido las que más brillan.
La ciencia espera, su presencia clama.
Algún día no harán falta heroínas
para hombros tener de varón y dama.
Pablo Fernández de Salas
100% de acuerdo, creo que ya lo sabes jajaja
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