Con la inquietud de una primera vez
siento cómo abandonan
el abrazo protector que ya añoran
mis dedos reticentes.
Mis sueños van con ellos,
inexpertos, libres e independientes,
disueltas de repente
las percepciones que les dieron vida.
Con ellos van mis sueños
y un fragmento más de mi corazón
que en su seno se ahija;
el alma invisible de su canción
retumba en mi cuerpo cuando palpita
el dolor de su ausencia.
Pero canta y palpita,
lleno su recuerdo: lleno de vida.
¡Tanto amor, tanto cariño vertido!
¡Tanta espera y paciencia!
Si con orgullo no hinchen sus velas
ya mi orgullo las llena.
Hacia el vacío del mundo se marchan
sus versos orbitantes,
hacia el vacío de un cosmos ignoto
donde abren los ojos
sus rimas resonantes.
Desprendidos de mi mente. Se van.
Disecados sus benditos recuerdos.
Entrelazadas sin mí sus estrofas,
hambrientas de la atención de lo nuevo.
Así me abandonan. Así. Sin más.
Así pasan página sus deseos.
Así dejan mis poemas su hogar
en su ambición de alcanzar otros nuevos.
Pablo Fernández de Salas
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