Esperando la rosa

Algunos inviernos están llenos de magia, con el blanco de la nieve tachonando el paisaje y las luces de las farolas iluminando las calles. Pero otros inviernos calan como el frío de sus noches, interminables y oscuros; desapacibles y enfermizos. Es difícil romper el hechizo de esos inviernos, tras los que la primavera se oculta, esquiva e inalcanzable; sus pétalos cerrados y su color desaparecido… Durante esos inviernos, la pregunta flota en el aire: ¿llegará pronto la rosa?

Mientras espero la rosa

Dejo pasar el invierno
mientras espero la rosa.
Amargas palabras sueño;
amargas, sí, pero hermosas.
Las líneas negras de un árbol
sobre un paisaje nevado;
trazos tan minimalistas
son raíces sin encantos.
Dicen que a veces la han visto
bailar al son del silencio,
de esmeralda su vestido,
en un halo de misterio.
Llega en las noches más frías,
eso también he oído.
¿Serán solo habladurías
que te embruja con su hechizo?
Tal vez son suyos los sueños
y las palabras que escucho…
En las estrellas la busco,
pero oscuro sigue el cielo.
Noche y frío, frío hielo.
La superficie del lago,
óleo de nieve en su espejo.
Blancos, grises; plata y negro.
De la ventana me alejo
sin deslizar las cortinas;
los fantasmas ya están dentro
y solo irse podrían.
El invierno avanza, lento,
hechizado por la aurora.
La nieve, y el árbol muerto.
Mientras, espero la rosa.

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Pablo Fernández de Salas

3 comentarios sobre “Esperando la rosa

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