El cielo es azul y los atardeceres son rojos. Las mañanas bostezan y los días mueren al anochecer. Los coches pasan por la calzada con sus chirridos de goma. Y, en algún lugar de mi cerebro, la inspiración se esconde tras un velo de clichés.
El aroma a café que me despierta. La nana del viento que me adormece. Los extremos opuestos que me desvelan. Los extremos opuestos que bien se quieren.
¿Dónde estás, inspiración, hoy que te ando buscando? ¿Dónde pusiste tus abrazos? Las horas pasan, minuto a minuto, con su lento retumbar. Mis ojos escudriñan los rincones de la casa, desde la cocina a la terraza, entre los cojines y debajo del sofá. ¿Dónde ocultas tus sonrisas? ¿Desde dónde me espías sin ser vista? Inspiración. ¿Dónde? ¿Dónde estás?
¿Dónde estás, inspiración?
Hoy la inspiración me elude,
negra su sombra entre la negrura negra.
Hoy la inspiración me evita
atascada en el boli, tinta de cera.
Hoy ven mis ojos los cuadros
nítidos en la prisión de la libreta.
Hoy mi mano no camina,
sino que roza el papel, duda y tropieza.
Hoy son mis versos de esparto,
secos sus secretos, su voluntad seca.
Hoy duele el lento tambor de la rutina,
su adusto latido, su amor que no olvida.
Hoy mi imaginación se ha desvanecido,
implacables los horarios
y el peso de un calendario
sobre estos hombros de niño.
Pablo Fernández de Salas
la inspiración suele esconderse en ese último atisbo de conciencia antes de dormir, en el fondo del vaso de licor, en las últimas ascuas de la veladora….besos al vacío desde el vacío
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Esperemos que nunca nos abandone del todo :).
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¡Pues menos mal que no tienes inspiración, Pablo!
Me encanta seguir leyéndote y saber de ti. Un abrazo enorme.
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¡Muchas gracias, Lucía!
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